La République du Catch es una bande dessinée encargada por una editorial japonesa y publicada a ritmo japonés, por entregas, que luego se publicó simultáneamente en formato libro en Japón y en Francia. Nicolas de Crécy dialoga con los códigos del manga desde su universo personal. Leamos a de Crécy (cita): «La République du Catch no es realmente un manga, sino un objeto híbrido. Es un manga por su ritmo original de publicación, mensual. Pero también se edita en libro tanto en Francia como en Japón, y en el dibujo hay una parte muy europea que reivindico. No iba a hacer "falso" manga: no hubiera tenido sentido, no me necesitan para eso».
Al llegar a Burdeos, y gracias al buen hacer de Flore de Écla Aquitaine, ya tenía mi carné de la biblioteca disponible. El jueves pasado lo dediqué a llenar la nevera y a perderme en la biblioteca. Salí de allí con tres historietas de de Crécy que aún no había leído, con varios mangas que escogí sin ton ni son, con algunos libros sobre teoría del cómic y con tres DVD. Uno de estos era Profession mangaka, un corto documental de Benoît Peeters en el que hace una brevísima introducción al mundo del manga y enseña el trabajo de tres mangakas, tres autores de manga diferentes.
Uno de mis principales temores a la hora de afrontar esta traducción es que se me escapen códigos narrativos propios del manga que no me permitan descifrar bien el sentido de la obra. Alguien lego en el mundo de la traducción tiende a pensar que solo se traducen palabras; alguien lego en la traducción de cómics tiende a pensar que solo se traducen textos; lo cierto es que un cómic es una unidad narrativa compleja en la que el texto (signo lingüístico) y el dibujo (signo icónico: dibujos, tipografías, etc.) forman un todo. Pero dejo la traductología para otras entradas o para cuando Paco Rodríguez nos quiera contar más al respecto, y resumo esta idea con un maravilloso tuit de Marc Bernabe de hace unos meses.
Que un traductor de cómics no traduce viñetas, traduce cómics.
— Marc Bernabe (@marcbernabe) junio 10, 2015
Mi desconocimiento del manga es, por tanto, un gran déficit. Sin embargo, al ver el documental, me ha sorprendido darme cuenta de que conocía el trabajo de dos de los tres protagonistas: he leído y he disfrutado tanto a Kiriko Nananan como a Jiro Taniguchi, gracias a que algunas de sus obras las ha editado Ponent Mon, la editorial con la que siempre trabajo y que a veces nos manda libros. Y luego me he puesto a pensar en Dragon Ball, Los caballeros del zodiaco, Juana y Sergio, Oliver y Benji... animes con los que crecí mientras vivía en Lyon entre los 9 y los 13 años. Y me he tranquilizado. Aunque no hay que bajar la guardia y hay que seguir estudiando, traducir tranquilo es mejor que traducir asustado.
Esta entrada es ya demasiado larga y han salido muchos nombres sobre los que me apetece hablar; los recopilo para ir desarrollándolos en futuras entradas, si encuentro el momento: Benoît Peeters, Kiriko Nananan, Jiro Taniguchi... y Frédéric Boilet, claro.
PD: Dibujos propiedad de Ponent Mon: Blue (Nananan) | El caminante (Taniguchi).
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Que no todo va a ser trabajar, ni mucho menos. Este find ha venido a visitarme mi gran amiga y sin embargo traductora Cristina Montoya y hemos descubierto Burdeos juntos. La tragedia de París, mucho mejor acompañado. Vivimos en un mundo violento y en guerra, aunque generalmente la violencia gratuita nos pille lejos de Europa. Quienes no sabemos mucho de la vida ni de grandes discursos, solo podemos seguir sonriendo y disfrutando cada día que nos pilla vivitos y coleando. Burdeos está siendo hermoso.
Mangaka quizá no, pero mangarrán tampoco. Qué gustito da poder conocer de primera mano el proceso de traducción, con tanto detalle y cariño. Me recuerda a cuando, de niño, el año que tenía un buen profesor, quería ser eso de mayor. Pero dejemos de hablar de mí, sigue tú.
RépondreSupprimerOn passe du coq a l'ane ¿Bebiendo agua en tierra de vino? ¿Falta de inmersión o exceso de resaca?
Oui, monsieur, bebiendo agua en tierra de vinos, para que veas. Y por dos motivos: demasiadas botellas para saber con cuál acertar... y resaca de domingo, como tiene que ser.
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