Onomatopeya participativa: ¿Mppfh?
Casi sin darme cuenta, llevo ya traducidos dos tercios del cómic y aún no he hablado en realidad de él. Si no lo he hecho es, entre otras cosas, por no destripar su contenido (por no ser un puto spoiler, vaya), que estaría feo. Y, sobre todo, porque aún no había hablado con el autor al respecto del blog. Hace unos días estuvimos charlando por teléfono, comentamos algunos aspectos básicos de la obra, quedamos en que la pasaría mis dudas cuando terminara la primera versión de la traducción y me dijo que tanto él como Casterman estaban al tanto del blog y que adelante con él, siempre con las precauciones básicas.
Así que ya es hora de ver algunos aspectos prácticos. Y como la última entrada fue sobre onomatopeyas, un ejemplo básico sería esta viñeta que aparece en la página 149, ya superada la mitad del libro, con la historia en plena ebollución. Aparece un nuevo personaje femenino (Mirabelle, por ahora) que está en la calle, bajo una fuerte lluvia, y entra a la tienda de Mario por una persiana a medio bajar, como vemos en la imagen. Así es que «Mppfh!» debe referirse al esfuerzo que hace al atravesar la puerta, agachada, mojada, el esfuerzo al levantarse, quizás también tenga algo del ruido al rozar el chaquetón o chocar su cuerpo contra la persiana. Lo más sencillo sería dejarlo tal cual: «¡Mppfh!»; aunque caben muchas otras posibilidades: «¡Pfff!», «¡Afff!», «¡Aich!» y así hasta el infinito y más allá.
Si os animáis a proponer una versión en los comentarios, lo decidimos en comunidad, que la soledad ya se acusa en Burdeos y en común siempre es más divertido.
Hasta la próxima entrada, en la que hablaremos de la viñeta que aparece justo después y del misterioso caso de la interjección «oh».
Así que ya es hora de ver algunos aspectos prácticos. Y como la última entrada fue sobre onomatopeyas, un ejemplo básico sería esta viñeta que aparece en la página 149, ya superada la mitad del libro, con la historia en plena ebollución. Aparece un nuevo personaje femenino (Mirabelle, por ahora) que está en la calle, bajo una fuerte lluvia, y entra a la tienda de Mario por una persiana a medio bajar, como vemos en la imagen. Así es que «Mppfh!» debe referirse al esfuerzo que hace al atravesar la puerta, agachada, mojada, el esfuerzo al levantarse, quizás también tenga algo del ruido al rozar el chaquetón o chocar su cuerpo contra la persiana. Lo más sencillo sería dejarlo tal cual: «¡Mppfh!»; aunque caben muchas otras posibilidades: «¡Pfff!», «¡Afff!», «¡Aich!» y así hasta el infinito y más allá.
Si os animáis a proponer una versión en los comentarios, lo decidimos en comunidad, que la soledad ya se acusa en Burdeos y en común siempre es más divertido.
Hasta la próxima entrada, en la que hablaremos de la viñeta que aparece justo después y del misterioso caso de la interjección «oh».
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